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14 October 2009

La Tragedia de los Bienes Comunales

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¿Se han fijado que cuando vamos al restaurante en grupo y dividimos la cuenta entre todos, la factura es mucho más alta de lo que sería si cada uno pagara lo suyo? Si cada uno paga lo suyo, todos evaluamos el beneficio y el coste de pedir langosta. Si el coste es demasiado alto, nos decantamos por el pollo que es más barato. Pero si el coste de la langosta se divide entre quince, ya no sale tan cara por lo que decidimos pedirla. El problema es que todos los comensales piensan lo mismo por lo que, si la factura se divide entre todos, todos acaban comprando langosta y la factura es estratosférica (estratosférica porque, además, ¡al final todos piden copas y puros!).

Este es un problema económico que se conoce con el sobrenombre de “la tragedia de los bienes comunales”. Los bienes comunales son aquellos que mucha gente puede utilizar a la vez: un parque, el mar, el aire que nos rodea, el bosque y los aparcamientos en las calles de la ciudad. Todos ellos comparten un fenómeno curioso: cuando uno los utiliza, el beneficio es para el usuario pero los costes se comparten entre todos. Si las tierras de pasto son comunales (como lo eran el la Europa medieval), la hierba que come mi vaca me beneficia a mí, el propietario, porque permite que mi vaca de mejor leche o mejores terneras. La destrucción que genera mi vaca cuando come, sin embargo, es compartida por todos los propietarios de vacas ya que ellas se quedan sin pasto para comer. La tragedia de este tipo de situaciones es que, al ser los beneficios individuales y los costes compartidos por toda la sociedad, los usuarios tienden a poner demasiadas vacas y a sobre-utilizar o sobre-explotar los recursos. Igual que nos pasa en el restaurante. De este modo, los pescadores tienden a pescar demasiado hasta que nos quedamos sin peces en el mar y los leñadores tienden a cortar demasiados árboles hasta que nos quedamos sin bosques. Esa es la tragedia de los bienes comunales.

Para solucionar el problema y evitar la tragedia, se han propuesto dos tipos de soluciones. La primera es la privatización. Si la tierra de todos se divide en parcelas y cada una de nuestras vacas sólo puede pastar en nuestra granja, cada uno de nosotros se encargará de mantener un número de vacas que permita al pasto volver a crecer sin desaparecer porque si el pasto desaparece, yo mismo me voy a quedar sin vacas. En el caso del restaurante, si en lugar de una factura común, cada uno paga lo suyo, cada uno pide lo que le guste sujeto a la cantidad de dinero que quiere y puede gastar, y nadie pide langosta.

La privatización de los bienes comunales a veces es complicada por la naturaleza del bien en cuestión. Por ejemplo, sería muy difícil dividir el mar en parcelas. Para estos casos, las sociedades han encontrado otra solución: la intervención del estado. El estado se apropia del bien comunal (el mar) y decide cuánto pescado puede pescar cada barco. Una vez recogida la cuota, el estado multa a los que se pasan. En el caso del restaurante, la solución consistiría en establecer una ley que prohibiera a los grupos de más de 6 personas pedir langosta. Por ley.

¿Por qué les explico todo esto? Pues porque el premio Nobel de economía 2009 ha sido concedido a Elinor Ostrom, una politóloga que explica que existe una vía para evitar la tragedia de los bienes comunales: la cooperación. Si la gente que va a cenar en grupo lo hace repetidamente, son amigos y tienen sentido de la vergüenza, seguramente desarrollarán mecanismos para evitar que nadie se pase: el que pide langosta un día no es invitado el día siguiente, o se le recrimina en público o se habla entre todos para ponerse de acuerdo para que no pase.

Las investigaciones de Ostrom están entre la economía, la antropología y la ciencia política. Un ejemplo interesante que explica Ostrom ocurre con los pastos de los nómadas del centro de Asia. Los satélites detectaron hace años que el pasto en las zonas de Rusia y China estaba desapareciendo mientras que los de Mongolia, no. Ostrom observó que en Rusia y China las tierras estaban colectivizadas por el gobierno mientras que las de Mongolia seguían siendo explotadas según las normas milenarias de las tribus nómadas de la zona (que compartían tierras y se respetaban entre ellas de tal modo que nadie se atrevía a perjudicar a las tribus vecinas). En 1980, China cambió de sistema y privatizó la explotación. Los satélites demostraron que los pastos no aumentaron. Con este ejemplo, Ostrom demostró que la solución encontrada por las tribus milenarias basadas en la cooperación y el respeto, a veces son superiores a la privatización o a la intervención pública.

Ostrom no estaba entre los favoritos (lo escribo en masculino porque entre los favoritos no había ninguna mujer) a recibir el premio Nobel este año. Su contribución no es ni de las más citadas ni de las más conocidas del mundo. Yo, de hecho, confieso que no sabía quién era Elinor Ostrom hasta el día que se le concedió el premio. Su metodología no es la más comúnmente aceptada por la mayoría de la profesión. Y sus conclusiones no parecen tan sólidas o bien probadas como las que la ortodoxia exige a los investigadores comunes. Pero, ya se sabe, a veces el comité Nobel le gusta premiar las fronteras de la heterodoxia y eso, a la ortodoxia, no le gusta. Yo siempre he sido defensor de escuchar las ideas minoritarias porque en ciencia no es democracia y, a veces, cuando una persona como Copérnico o Darwin defienden una idea que va contra el pensamiento de la mayoría, a veces esa persona tiene razón. Bienvenido sea, pues, el premio Nobel a la señora Ostrom, no porque sea una mujer, sino porque es una nueva manera de pensar en cómo evitar la tragedia de los bienes comunales.

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Starting January 30, 2012, I decided to put the random (economic) thoughts that I was posting on Facebook, in a blog. In this site you will be able to read all Facebook notes going back to 2008, (without my Friend’s comments, unfortunately), but we will only maintain the new thoughts. If you want to check out the old comments, they are still posted on Facebook. If you want to comment on them, you have two options (1) Become a Facebook Subscriber. Since all the posts will also appear in Facebook, you will be able to comment there. (2) Comment on Twitter, as each post will also be announced in Twitter.

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