Europa debería votar CONTRA el candidato propuesto por Barak Obama para presidir el Banco Mundial.
La tradición dicta que el presidente del Banco Mundial es siempre alguien nombrado por los Estados Unidos mientras que el Managing Director de la institución hermana situada al otro lado de la calle 19 de Washington, DC, el Fondo Monetario Internacional es un europeo. Bueno, la tradición no. Lo dictan los accionistas mayoritarios, Europa y Estados Unidos. Como entre los dos suman mayoría, se reparten el pastel a pesar de las crecientes presiones de países que antes eran pobres pero que cada vez tienen más peso en el mundo, aunque no tienen más peso en esas instituciones internacionales porque ni Europa ni Estados Unidos les dejan poner más capital (aunque hace un par de años hubo una ampliación de capital que permitió a países como China obtener un poco más de poder).
Dentro de un par de meses se tiene que “elegir” un nuevo presidente del Banco Mundial. Hay tres candidatos. El propuesto por los Estados Unidos es el doctor Jim Yong Kim, nacido en Korea del Sur, actualmente el presidente de la Universidad de Dartmouth y médico especialista en SIDA. Como era de esperar, Europa no ha propuesto ningún candidato. Y desde los países emergentes han surgido de manera espontánea, la ministra de finanzas de Nigeria, la señora Ngozi Okonjo-Iweala y el ex ministro de finanzas de Colombia, don José Antonio Ocampo. Estos dos candidatos son economistas con experiencia de gobierno en países en desarrollo y ambos han realizado su trabajo correctamente. Okonjo-Iweala, además, tiene experiencia en el propio Banco Mundial donde ha trabajado como economista y directora ejecutiva.
De los dos candidatos del mundo emergente, yo prefiero a Okonjo-Iweala básicamente porque, siendo ministro de finanzas en Colombia, el gasto público durante la época Ocampo se infló de manera inexplicable. Y en los tiempos que corren, el Banco Mundial necesita un presidente que no piense que la solución a todos los problemas sea más gasto público.
En cualquier caso, los dos candidatos emergentes son tremendamente superiores al Dr. Kim, propuesto por Barak Obama. No solo Kim no es economista y nunca ha tenido que tomar decisiones difíciles en situaciones complicadas en países con pocos recursos, ni dirigido ningún ministerio de ningún país, ni ha administrado ni una organización internacional (aunque sí es cierto que, como experto en SIDA, dirigió el grupo de SIDA de la Organización Mundial de la Salud). Pero nada de esto es el problema. Al fin y al cabo, ninguno de sus predecesores tampoco tenía experiencia en ninguna de esas áreas. Tampoco me preocupa que haya nacido en Korea del Sur y que parezca que Obama nos toma el pelo haciendo ver que un americano nacido en Korea es menos americano que los demás, por lo que debería ser aceptado por los países emergentes que quieren cambiar la tradición (aunque por ese intento de tomadura de pelo, Obama ya debería ser castigado con la no elección de su candidato). Lo realmente preocupante de Kim es su visión económica del desarrollo económico. En 2000 escribió un libro titulado “Dying For Growth”. En ese libro se dice que “la búsqueda del crecimiento del PIB y los beneficios empresariales ha empeorado la vida de millones de hombres y mujeres”. Dejando de lado el hecho de que eso es una sandez (en diferentes artículos he demostrado que el crecimiento económico ha reducido la pobreza en todos los países del mundo), el problema es que ese tipo de afirmaciones van contra la visión del Banco Mundial que el Dr. Kim pretende dirigir.
Según sus estatutos, el Banco Mundial es una institución dedicada a promover el crecimiento económico de los países pobres o destruidos por las guerras. Eso se consigue, según los mismos estatutos, con la promoción de la inversión privada en capital productivo, el crecimiento del comercio internacional, los créditos para realizar grandes proyectos y la mejora de las condiciones para realizar negocios.
Es decir, el Banco Mundial tiene como obligación estatutaria perseguir el crecimiento económico a través de la inversión privada, el comercio internacional (la globalización) y la creación de un entorno favorable a los negocios. No voy a discutir aquí si es verdad que la inversión privada, el comercio internacional, los negocios y el crecimiento económico son buenos para los ciudadanos de los países pobres (que lo son). Lo que sí es verdad es que el presidente de una institución cuyos estatutos dicen que se debe promover el crecimiento debe creer que el crecimiento es bueno. Y eso no es verdad en el caso del Dr. Kim.
La elección del Dr. Kim como candidato por parte de Obama es una oportunidad de oro para que Europa vote en contra de Kim y a favor de Okonjo-Iweala. No porque la hegemonía de Europa y Estados Unidos en la dirección de las dos instituciones económicas internacionales más importantes les haga perder credibilidad. Que también. Sino porque ya es hora de que el Banco Mundial sea liderado por alguien que esté capacitado para el cargo y crea de verdad que la pobreza sólo se va a erradicar a través de la economía de mercado y la creación de empresas. Europa debe votar a favor de Ngozi Okonjo-Iweala.
