Tags: Catalunya Los rumores de hoy dicen que el pacto de izquierdas en Catalunya está cerrado. Dicen incluso que ya estaba cerrado antes de las elecciones. Yo no me lo creo. Y no me lo creo porque los dirigentes de Esquerra Republicana saben que, después del 16-N, ese pacto sería nefasto para Catalunya y para la propia ERC. Me explico.
Hace muchos años que ERC entiende que el problema del déficit fiscal de Catalunya con España es la principal lacra económica que sufre nuestro país. Yo mismo he colaborado con ellos en algunos estudios y sé la importancia que el tema tiene para líderes republicanos como Josep Huguet, Joan Puigcercós, Carles Bonet y el propio Josep Lluís Carod Rovira. El sistema fiscal español extrae entre el 8 y el 10% de las rentas de los catalanes y lo reparte entre otras comunidades del estado. Se nos dice desde España que es bueno que seamos solidarios, pero no se nos dan ni las gracias. Al contrario, nos insultan porque nos quejamos. El déficit fiscal se perpetúa y, con él, se limita nuestra prosperidad.
A menudo he escrito que una solución es un sistema de financiación como el que demanda ERC, basado en el “concierto económico” vasco. Muy rápidamente, el concierto económico consiste en que la Generalitat recaude los impuestos. Una parte del dinero se utilizaría para pagar una “cuota de españolidad” (para financiar las instituciones del estado como los ministerios) y el resto financiaría a la Generalitat. Este sistema reduciría dramáticamente el déficit, como ya ha pasado en Euskadi, y aumentaría en miles de millones de euros el dinero disponible en Catalunya para infraestructuras, educación, sanidad o lo que libremente decidamos. Éste, y no otro, debe ser y es el primer gran objetivo de ERC.
El problema del pacto de izquierdas es que incluye al PSC. Digo que eso es un problema porque, no hace mucho, el PSC firmó con sus colegas del PSOE unos acuerdos sobre política autonómica en Santillana del Mar. El documento firmado se comprometía a mantener la “igualdad” entre las comunidades autónomas. Esto no es nada nuevo. Los socialistas españoles siempre persiguieron políticas de “café para todos” cuando estaban en el gobierno, y así lo siguen haciendo.
Si unimos el deseo del concierto económico de ERC con la política de igualdad autonómica del PSOE, se deduce que el sistema que buscaría el gobierno de izquierdas en Catalunya sería el “concierto para todos”. Eso reduciría el déficit catalán. La contrapartida sería que comunidades como Extremadura y Castilla la Mancha verían disminuir su superávit. Es decir, recibirían menos transferencias y subvenciones. La irritación que eso provocaría en Ibarra y Bono sería monumental. Tan monumental que ya, desde Madrid, han impedido que el PSC acepte las peticiones de “concierto económico” que ha hecho ERC y ha dado largas diciendo que “podemos llegar a un acuerdo”.
El problema es que el PSC no puede llegar a ningún “acuerdo” creíble que satisfaga remotamente a ERC. Los acuerdos de Santillana del Mar son incompatibles, (repito, incompatibles) con nada que se parezca al concierto económico porque eso perjudicaría a las comunidades donde gobiernan importantes mandamases del PSOE. Por eso no creo que ERC ya haya pactado con el PSC. Significaría sacrificar un aspecto demasiado importante de su programa electoral.
Además de ser malo para Catalunya, el pacto de izquierdas es malo para la propia ERC. Si. Ya sé aquello de que “una CIU en la oposición se disolverá y ERC se quedará con sus votos para convertirse en el único partido nacionalista”. Todo esto era posible antes del 16-N. Pero las elecciones han demostrado que Artur Mas es un líder creíble, que CIU ha hecho los deberes de la sucesión de Jordi Pujol y que no se desintegrará. Es cierto que un pacto de izquierdas la condenará a la oposición durante cuatro años. Pero pasado ese tiempo, volverá con más fuerza a recuperar el voto que le ha prestado a ERC y a pasarle la factura. Piensen que en Marzo hay elecciones en España. Vista la debacle de Maragall, lo más probable es que el PSOE sufra una hecatombe electoral que represente el fin de Zapatero. ¿Quién mandará en el PSOE a partir del entonces? Pues ni más ni menos que el señor Bono: uno de los mejores profesionales de la neo-españolidad centralista y solidaria. Si ERC está en un gobierno de izquierdas, va a tener que soportar críticas por cooperar durante tres años largos con el re-españolizado partido de Bono. Y cualquiera que haya visto lo que le pasó a CIU por pactar con el PP, puede adivinar lo que le pasaría a ERC si pactara con el PSOE, especialmente si ERC le arrebata la presidencia a un partido nacionalista que ha aceptado absolutamente todas sus peticiones y se lo da a un partido que depende de España y que, encima, se ha negado a aceptar propuestas tan importantes como el concierto económico o el referéndum del Estatut.
Quizá el sueño de los dirigentes de ERC antes del 16-N era gobernar con las izquierdas y provocar la desaparición de CIU. Pero vistos los resultados, lo mejor para ERC es consolidar su voto nacionalista e intentar atraer el voto socialista catalanista que pronto se verá desencantado por el giro españolista que realizará el PSOE. Y así quizá tendremos un país normal, con una derecha (CIU) y una izquierda (ERC) nacionalistas que dominan el panorama electoral, y dos partidos satélites (PP y PSOE) que miran el espectáculo desde el gallinero.
No. No creo que el pacto de izquierdas ya esté sellado porque confío en que, al final, se impondrá la racionalidad de ERC.
|