Tags: Capitalism El pasado 29 de mayo, Bernard Cassen (director general de "Le Monde Diplomatique" y presidente de ATTAC) y yo nos enfrentamos en un debate sobre la globalización. En su discurso inicial, él presentó un panorama devastador, llegando a pronunciar las palabras "catástrofe" y "desastre" hasta 21 veces en 20 minutos: "La globalización neoliberal salvaje (... ¡no se olviden lo de salvaje!) de las dos últimas décadas", dijo, "está llevando al mundo a una situación calamitosa".
Mi intervención consistió en presentar datos que demuestran que la fracción de la población mundial que vive bajo los umbrales de pobreza ha disminuido, que el número de pobres ha bajado entre 250 y 450 millones de personas y que las desigualdades de renta en el mundo se habían reducido desde 1980. También mostré que, en los países que habían introducido mercados y se habían abierto a las fuerzas de la globalización, la pobreza había disminuido entre 300 y 500 millones de personas, mientras que los que se habían cerrado vieron como el número de pobres subía entre 80 y 90 millones.
La reacción del señor Cassen fue sorprendente por tres razones. La primera es que, lejos de intentar desacreditarme o insultarme, se comportó como un caballero y aceptó mis estimaciones. La segunda es que bajó el tono de su discurso (en su segunda intervención, que duró otros veinte minutos, no pronunció las palabras "catástrofe" o "desastre" ni una sola vez). La tercera es que, como era de esperar, dijo que el bienestar de las personas no sólo es la renta y que si lo medía bien, el bienestar mundial no había subido.
Le propuse que me dijera cómo calcular el bienestar, que yo lo estimaría y nos reuniríamos dentro de un año para discutir los resultados. Sugirió seis medidas: (1) esperanza de vida y mortalidad infantil, (2) hambre, (3) educación, (4) acceso a agua corriente potable y alcantarillado, (5) tasas de suicidio y (6) tasas de encarcelación. De hecho, no hace falta esperar un año porque todos esos números ya han sido publicados por diversas organizaciones. Veámoslos.
(1) El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) del año 2001 muestra que la esperanza de vida en el mundo ha subido de 60 años en 1970 a 67 en el 2000 y que la mortalidad infantil ha caído de 10% a 6% durante el mismo periodo.
(2) La FAO señala que el consumo de calorías por persona en los países pobres era de 2150 en 1970 y de 2650 en el 1999 (un aumento del 21%). La producción de alimentos en el tercer mundo ha subido en un 52% y la fracción de la población que pasaba hambre ha pasado de 920 millones (35% de la población) a 810 millones (18% de la población). 810 millones es todavía un número demasiado elevado, pero ha habido progreso.
(3) La UNESCO calcula que el índice de alfabetización subió del 63% al 79% durante los últimos 30 años y que la tasa de escolarización primaria ha pasado del 82% al 99% y la secundaria del 25% al 60%.
(4) La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la fracción de la población mundial con acceso a agua corriente potable pasó del 25% en 1970 al 85% en el año 2000 mientras que la que tiene alcantarillado subió de 40% a 60%.
(5) La OMS también calcula que las tasas de suicidio han pasado de 13 a 15 suicidios por cada 100.000 personas. Antes de culpar al neoliberalismo de ser el responsable de esa tendencia, es interesante recalcar que los países con más suicidios del mundo son los antiguos y actuales socialistas (entre los que destaca Cuba) y los países "socialdemócratas" del norte y centro de Europa (Finlandia, Bélgica, Suiza, Austria, Dinamarca, Alemania, Suecia y Francia...todos por encima de 15). A modo de comparación, diremos que mientras el número en Estados Unidos disminuyó de 12,7 a 11,3, la Francia del señor Cassen vio como la tasa de suicidio aumentó de 15,4 en 1970 a 19 en 2000.
(6) Finalmente, el International Center for Prison Studies estima que las tasas de encarcelación han subido casi uniformemente en todos los países de la OCDE. Cassen piensa que eso es malo, pero uno podría pensar que es bueno que los criminales estén en la cárcel y no en la calle.
En resumen, nuestro mundo no es perfecto... pero va mejorando: suben la esperanza de vida, el consumo de calorías, la producción de alimentos, la escolarización, el acceso al agua y al alcantarillado y bajan la pobreza, el hambre, las desigualdades, la mortalidad infantil y el analfabetismo. Las tasas de suicidio han subido un poquito, pero se concentran en los países socialistas. El único índice que parece "empeorar" es la tasa de encarcelación (aunque, insisto, eso no es necesariamente malo).
Si el señor Cassen ya sabía que todos los índices de bienestar que él mismo propone han mejorado con la excepción de la tasa de encarcelación y, a pesar de ello, decidió crear y presidir ATTAC, que propone la Tasa Tobin como solución a los problemas globales, yo me pregunto: ¿exactamente como esperan que la Tasa Tobin ayude a reducir la encarcelación en el mundo? Si, por el contrario, desconocía la evolución positiva de los datos, espero que a partir de ahora comunique a sus seguidores que el bienestar global está mejorando. Quizá no al ritmo que nos gustaría, pero mejorando al fin y al cabo.
Cassen dice que otro mundo es posible. Y tiene razón: un mundo en el que, en lugar de repetir obsesivamente que todo empeora, nos dedicamos a estudiar la verdad con el objetivo de distinguir y solucionar lo que son problemas reales, que los hay, de lo que son catástrofes imaginarias.
|