Aprovechaba esta mañana de verano para ponerme al día en temas de psicología cuando he leído un interesante estudio: los investigadores de la University of South Florida. Weaver, Vandallo y Bosson (*) se preguntan si cuando los hombres ven amenazada su masculinidad, tienden a tomar decisiones más arriesgadas. El estudio es interesante porque mucho se ha comentado sobre el hecho de que esta crisis económica ha sido causada por banqueros que se arriesgaron excesivamente prestando a familias subprime, o banqueros españoles que se endeudaron hasta el cuello para prestar con gran riesgo a promotoras inmobiliarias o inversores de todo el mundo que se arriesgaron en exceso comprando títulos complicados a los bancos de las familias subprime.
¿Por qué tomaron esos grandes riesgos los banqueros y los inversores de todo el mundo? Muchos analistas han comentado que lo hicieron porque, implícita o explícitamente, el estado les aseguraba que nunca les dejaría quebrar (como finalmente parece que así ha sido). Pero, ¿y si no fuera esta la explicación? ¿Y si la causa de fondo es que el sector financiero está dominado por hombres (y no por mujeres) con exceso de testosterona?
El equipo de psicólogos de South Florida hizo dos experimentos con estudiantes. En el primer experimento, se cogió a un grupo de hombres (heterosexuales) y se les dieron 5 dólares a cada uno. Debían apostar entre 1 y 5 dólares al lanzamiento de un dado. Antes de empezar, se escogió a la mitad de los chicos y se les obligó a rociarse con un perfume femenino enfrascado en una botella de color rosa. Según los investigadores, esa “humillación” esta diseñada para “amenazar la masculinidad del sujeto”. Pues bien, los resultados fueron que los chicos a los que se había amenazado la masculinidad tendían a hacer apuestas más grandes. Es decir, mantenían una conducta más arriesgada.
En el segundo experimento, en lugar de rociar a la mitad de los sujetos con perfume femenino se pidió a la mitad de los sujetos que narraran 10 episodios de su vida que descubrieran su masculinidad (salvar a una chica de caer por un precipicio, arriesgar la vida para evitar el atraco a un banco, etc). Como ninguno de los estudiantes era Bruce Lee, ninguno pudo encontrar 10 episodios heroicos. Los psicólogos interpretaban eso como una afrenta a su masculinidad. A la otra mitad de los chicos no se les pedía nada. El resultado es que en este caso también, los chicos habían visto amenazada su masculinidad por los psicólogos mantuvieron una conducta más agresiva y más arriesgada que los otros.
Si estos resultados fueran ciertos y generalizables, quizá para evitar nuevas crisis financieras no debemos ni buscar nuevas regulaciones, ni imponer grandes supervisores, ni financiar grandes fondos de rescate. Quizá lo que necesitamos es eliminar la hiper-masculinidad que domina las altas esferas financieras y fomentar que más mujeres se dediquen a tomar decisiones en el sector del gran dinero.
(*) Jonathan R. Weaver, Joseph A. Vandello, & Jennifer K. Bosson (2012). Intrepid, Imprudent, or Impetuous?: The Effects of Gender Threats on Men's Financial