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24 March 2020

La Encontrarán Pronto

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Hace 10 días que el Gobierno de España decretó el estado de alarma y tomó el control absoluto de las instituciones con el objetivo de solucionar la pandemia del Coronavirus Covidien-19. La medida estrella adoptada por el gobierno fue la del confinamiento parcial de todo el país. ¿Han funcionado estas medidas?

Los expertos que tienen más datos que yo, como el Doctor Oriol Mitjà, nos dicen que el R0 (es decir, el número de personas que infecta cada persona infectada), ha pasado de 3 a 1,7. Es decir, antes del confinamiento, cada infectado le pasaba el virus a 3 personas de media. 10 días después de comenzar el confinamiento, cada infectado le pasa el virus a 1,7 personas. Esto significa que el confinamiento está funcionando ... pero no lo suficiente. Para que la enfermedad comience a bajar, es necesario que cada infectado le pase el virus a MENOS de otra persona de media. Y aunque estamos más cerca del 1, todavía estamos bastante lejos. Es por eso que el Dr. Mitjà y otros especialistas piden fortalecer el confinamiento y eliminar durante 15 días todas las actividades que no estén directamente relacionadas con la alimentación y la medicina.

Pero en estos momentos quien toma decisiones en Cataluña es el Gobierno de España, amparado en su decreto de Alarma que se auto-otorga todos los poderes, y el Dr. Mitjà no sólo no manda en Cataluña (o España) sino que es ignorado. Parece que los dirigentes de Madrid dicen que todo lo que recomienda el Dr. Mitjà, pues no es necesario.

Este menosprecio, a mí, no me genera demasiada confianza los dirigentes de Madrid que se han auto-erigido en gestores de la crisis han demostrado un alto grado de incompetencia, al menos durante los primeros 10 días. Y eso me preocupa mucho.

Me preocupa, por ejemplo, que lo primero que hizo el Gobierno de Sánchez fue una monumental campaña de marketing con el slogan "este virus lo pararemos unidos". Un slogan que el Presidente Pedro Sánchez no se cansa de repetir en todas sus intervenciones (de hecho, en su primer discurso, en el que anunciaba el Estado de Alarma pronunció más veces la palabra "Unidad" que la palabra "sanidad" ). Este slogan apareció en la portada de todos los diarios españoles menos de 12 horas después de decretar el estado de alarma. De hecho, la velocidad a la que se montó la campaña de marketing contrasta con la lentitud con la que formaron un consejo de expertos que les ayudara a tomar decisiones inteligentes desde el punto de vista científico. La campaña de marketing comenzó el día 14 de Marzo. El consejo de expertos, el día 21. Una semana después!!! Y claro, cuando ante una epidemia como la que estamos sufriendo, el gobierno prioriza el marketing sobre el conocimiento científico, hay algo que no funciona.

Otra cosa que me preocupa y me preocupa mucho es que las autoridades españolas tratan la epidemia como si fuera un problema militar. En las ruedas de prensa aparecen más militares condecorados con mil medallas que epidemiólogos y médicos con bata blanca. Estos militares utilizan lenguaje bélico, analogías castrenses, se dirigen a la ciudadanía como si fueran soldados y hablan del virus como si fuera un enemigo al que hay que abatir a bombas. De hecho, la gran contribución de su majestad el Rey Felipe VI no ha sido ni médica ni financiera sino militar. En lugar de renunciar a la herencia de su padre (cosa que hizo en medio de la crisis del coronavirus), hubiera podido aceptar esa herencia de 65 millones, reclamar su pago inmediato y hecho una donación a los hospitales del país para que puedan comprar material sanitario. Pero no. El monarca no ha dado ni dinero, ni equipamiento sanitario, ni ha hecho ningún gesto para ayudar a los hospitales. Lo único que ha hecho es ceder los miembros de la guardia real para que se sumaran a la batalla. Como si al virus le intimidaran los bufones disfrazados de soldadito!

Todo esto de los militares condecorados y de la guardia real sería una anécdota graciosa sino fuera por el hecho que perjudica gravemente la solución del problema. Por ejemplo, pocas horas después de anunciar el Estado de Alarma, una empresa de Jaén denunció que la Guardia Civil le había requisado decenas de miles de mascarillas que iba a enviar a la Comunidad Autónoma de Andalucía. El ministerio confirmó la noticia de la incautación y la justificó con el argumento de que tenían que hacer inventario, pero que en pocos días irían de nuevo hacia Andalucía. O sea que, por culpa de unos burócratas que creen que lo más importante es el inventario, las mascarillas imprescindibles para que los médicos no se infecten mientras tratan los pacientes, se retrasaron unos días.

Pocos días más tarde, proveedores chinos que estaban a punto de enviar millones de mascarillas a España cancelaron los pedidos para que el gobierno central se negaba a pagar por adelantado tal y como pedian los chinos. España insistía en pagar a 90 días (que es como está acostumbrada a pagar la autoridad española). Los chinos, que en estos momentos tienen cola de compadores, perdieron la paciencia ante la tozudez del Gobierno de España, y las vendieron a Alemania. Diferentes fuentes me dicen que a diferentes importadores españoles les han requisado material médico (sin pagar) y, además, se les ha prohibido importar nada sin la autorización del gobierno español. Más burocracia, más autoritarismo. Cualquier hombre o mujer de negocios que ha hecho tratos en China sabe que allí se paga por adelantado y si no lo haces así, no obtienes material. Y punto. A ellos tanto les da que la costumbre en España sea pagar a 90 días. España no es el centro del mundo y si los españoles no lo quieren aceptar, pues las mascarillas que irán a otra parte. Así de simple. El problema es que el Gobierno central se tomó el problema del Coronavirus como un problema militar. Pero este no es un problema militar. Es un problema sanitario que requiere una buena gestión. Y los militares gestionan a base de órdenes e intimidación, y creen que pueden obligar a la ciudadanía a producir mascarillas y que pueden presionar diplomáticamente a los chinos para que acepten las condiciones de pago que ellos dictan ... pero la realidad es que no pueden obligar a nadie a hacer nada. Por más que se crean el ombligo del mundo, la realidad es que España es un país menor que, tan menor que si paga como quieren los chinos, sus hospitales se quedarán sin mascarillas. Es una lección de primero de economía que incluso los militares más obtusos deberían saber.

Cabe decir, que finalmente, el orgulloso Gobierno español bajó del burro, aceptó las reglas del juego y compró a los proveedores internacionales tal y como hacían el resto de países del mundo. Pero había perdido un tiempo vital y las mascarillas se comenzaron a distribuir con 10 días de retraso. Esto no impidió a las mascotas del Gobierno salieran a todos los medios de comunicación amigos a sacar pecho por haber conseguido, finalmente, el material sanitario. Naturalmente, ninguno de estos apologetas del partido no mencionaban que durante los 10 días que habían tardado en conseguir el material, la lista de muertos había subido en más de 2.000 personas. Y todavía esperaban que todo el país les diera las gracias!

Esto me lleva directamente a la tercera cosa que me preocupa: la propaganda, la mentira y el autobombo. Y no sólo lo digo por el ejército de palmeros y opinadores que salen a aplaudir el Presidente del Gobierno cada vez que habla y salen a masacrar a quien discrepa u osa criticarlo. Lo digo por las mentiras y exageraciones que dice el mismo Sánchez. Un ejemplo flagrante lo tenemos en las medidas económicas que anunció el 17 de Marzo. Se nos dijo que "se MOVILIZAN 200.000 millones de euros para paliar la crisis del coronavirus". MOVILIZAN. Cuando anunció embargo, los ilusos (confieso que yo fui uno de ellos) pensamos que el gobierno pediría prestados 200.000 millones de euros al Banco Central Europeo y los usaría para pagar los salarios de la gente que perdería inevitablemente el trabajo, para garantizar que las empresas no quebrarían y dejarían de pagar salarios, para eliminar los impuestos, los pagos de electricidad y agua y las hipotecas durante las semanas o meses que estuviéramos confinados y sin posibilidad de trabajar y ganar dinero, para ayudar a los autónomos a pagar cuotas, seguridad social o incluso ayudarles a obtener algunos ingresos. Huelga decir que también esperaba que se gastara un dineral en dotar a los hospitales españoles del material necesario para que los médicos y médicas cuidaran de nuestros enfermos. Y lo esperaba porque eso es precisamente lo que yo había pedido que hiciese en un post publicado unos días antes.

Pero no. Pocos minutos después de hacer el anuncio grandilocuente, Sánchez dijo que 83.000 de los 200.000 millones serían aportados por el sector privado (sin decir cómo). Es decir, 117.000 millones de euros públicos y 83.000 millones de privados. Finalmente dijo que una parte de lo público sería en forma de avales. Una vez leímos la letra pequeña comprobamos que los 117.000 millones públicos el Gobierno sólo pondría 17.000. El resto, 100.000 millones, serían en forma avales. Avales quiere decir que el Gobierno no pondría dinero sino que sólo garantizaría la deuda de las empresas. Es decir, cuando una empresa quiebra por culpa del paro de actividad resultante del coronavirus, el Gobierno pagaría la deuda de la empresa al banco. Si la empresa no quebraba (y esperamos que la mayoría no lo haga), el gobierno no ponía nada. Si os fijáis más que una ayuda a los trabajadores, autónomos o empresas productivas, estos 100.000 millonesde avales eran una protección para garantizar que los bancos cobrarían las deudas sí o sí. Es decir, el 85% de los 117.000 millones que "ponía" el Gobierno, en realidad eran para ayudar a los bancos !!! Pero esto no lo dijo en su discurso. Al contrario, nos dio a entender que ponía 200.000 millones para ayudar a los más desfavorecidos. El discurso económico del día 17 de marzo, pues, fue deliberadamente engañoso para hacer ver que se estaba haciendo más de lo que se hacía en realidad y para hacer ver que se ayudaba a quien no estaba ayudando en realidad.

Una cuarta cosa que me preocupa es la estrategia centralizadora de decisiones que adoptó España desde el minuto cero. Al momento de decretar el estado de alarma, el Pedro Sánchez hubiera podido crear un centro de coordinación de las diferentes instituciones que hasta ese momento gestionaban la crisis, dejando que cada comunidad autónoma tomara las decisiones que crea más oportunas. Al fin y al cabo, los expertos en salud del país están en las comunidades autónomas ya que la sanidad es una de las pocas cosas que gestionan las autonomías. Pero no! En lugar de coordinar, Sánchez decidió crear un mando único que todo el mundo tenía que obedecer. Un mando único que ha tratado todas las comunidades por igual sin tener en cuenta ni la gravedad de la epidemia ni las voces de los expertos locales. De hecho, los expertos que asesoran al gobierno Catalán han pedido repetidamente que se confine toda Cataluña tal como se confinaron Wuhan, Lombardia, Bavaria, Nueva York, California ... o Igualada! Y nada.

Como ya he dicho más arriba, los expertos catalanes (liderados por el doctor Oriol MItjà) también han pedido repetidamente que se decretara un confinamiento más severo y se cerraran durante quince días todas las empresas y todos los puestos de trabajo que no fueran de primera necesidad. Pero no. La autoridad central decidió que nada de todo esto no era necesario y no sólo no lo han hecho sino que han impedido que ninguna de las comunidades autónomas lo pueda hacer por su cuenta. De hecho, el Gobierno no sólo se ha negado sino que ha puesto en marcha unas duras campañas mediáticas de descrédito y ataques personales hacia las personas que lo pedían. Los insultos que el Presidente de la Generalitat, Quim Torra, o el Dr. Oriol MItjà han recibido los medios de comunicación afines y por parte de políticos de los partidos del gobierno español (incluidas ministros) han sido una verdadera vergüenza.

Pero, ay, a medida que la epidemia se ha ido agravando en España, el número de expertos y el número de comunidades autónomas que han pedido al presidente español unas medidas más estrictas ha ido aumentando. Al malévolo presidente de Cataluña, Quim Torra, se ha sumado los presidentes de Murcia, Galicia, Andalucía, Valencia y Madrid. Y sumando.

Centralizar las decisiones y, sobre todo, las opiniones, en unos momentos de crisis es un error. Sobre todo cuando se trata de una crisis nueva sobre la que no hay un libro de recetas que se puede seguir. Las soluciones al problema del coronavirus se desconocen y se tienen que ir improvisando y descubriendo. Y cuando uno se enfrenta a problemas nuevos lo que hace falta no es dirigismo sino experimentación. Trial and Error. Hay que probar cosas nuevas. Muchas cosas. Algunas funcionarán y otras no. Las que funcionen a adoptar y las que no, rechazar y probar otros. Es por ello que, en momentos como estos, se necesitan dirigentes que tengan los oídos grandes (para escuchar de verdad a todo el mundo), la mente amplia (por entender que tal vez no sabes lo que haces y que te estás equivocando) y la boca pequeña (que hablen lo justo). Desgraciadamente nos encontramos con unos dirigentes con la boca grande (mandan, ordenan y criminalizan a las voces discrepantes), la mente estrecha (totalmente impermeables a la idea de que se están equivocando) y los oídos tapados (incapaces de escuchar las voces que no sean las de sus cuadros de partido). de este modo, cada error que cometan tardará mucho en ser reconocido y corregido y el precio que vamos a pagar todos estará calculado en vidas humanas.

El Presidente Sánchez le gusta repetir aquello de que "todos debemos remar en la misma dirección". Creo que se equivoca. Remar en la misma dirección es una buena idea si el capitán sabe la dirección que se debe seguir. Pero, al ser un problema nuevo, el coronavirus es como un barco que navega en un río desconocido. Donde nadie, tampoco el capitán, sabe qué hay río abajo. Y cuando esto ocurre, es un error que todo el mundo reme en la dirección que dice el capitán. De hecho, ¡incluso es un error que vayamos en el mismo barco! Hay que enviar exploradores que vayan en diferentes direcciones y que, cuando vuelvan, nos digan si río abajo está el paraíso o una cascada que nos hará caer por el precipicio. Y si los exploradores nos dicen que nos estamos acercando a una cascada, no sólo no debemos remar en la misma dirección sino que tenemos la obligación moral de remar en dirección contraria ... y de intentar convencer al capitán de está equivocado y nos está llevando directo al precipicio.

 


NOTA FINAL:

A pesar de este panorama, dejadme decir que soy optimista. De hecho, soy MUY optimista. No porque piense que el Gobierno de España nos sacará del agujero. Esto ya hace días que lo he descartado. Soy optimista porque observo dos fenómenos que me llevan a serlo. El primero es que cientos, quizás miles, de ciudadanos están dispuestos a hacer lo necesario para solucionar el problema: hoteleros que ceden espacios para que puedan ser transformados en hospitales temporales, centros de investigación que diseñan aparatos respiradores que se puedan construir con piezas que ya existen y no se han de fabricar o importar, empresas que utilizan sus impresoras 3D para producir estos aparatos respiradores o que dan el metacrilato que tienen en sus almacenes, empresas de perfumería que cambian su producción para fabricar únicamente el necesario líquido lavamanos que se ha agotado en las farmacias, ciudadanos que se ofrecen para coser y fabricar mascarillas caseras o imprimir gafas protectoras de plástico ... y así una lista interminable de ideas e iniciativas. La lista es realmente espectacular. Estas iniciativas no acabarán el problema del virus, pero seguramente conseguirán que nuestros hospitales puedan atender a cientos, sino a miles, de pacientes que de otro modo morirían sin ayuda en los pasillos de los hospitales colapsados.

El segundo fenómeno que me lleva a ser optimista es que por primera vez en la historia de la humanidad, la gente más inteligente de todos, absolutamente todos, los países del mundo está unida en la búsqueda de la solucionar un solo problema. Esto nunca había pasado antes. Nunca ningún problema había conseguido que todos los cerebros de la humanidad se unieran para encontrar una solución: ni la guerra mundial, ni el terrorismo, ni la conquista del espacio, ni el cambio climático. Y todo esto ocurre en el momento de la historia que tenemos más conocimientos, más investigadores y más recursos. Es más, todo esto ocurre en un momento en que la información circula a la velocidad de la luz de manera que lo que se descubre a una parte el planeta, inmediatamente se conoce en el resto del mundo y cuando un científico descubre algo, los otros pueden construir de inmediato a partir de ese descubrimiento. Afortunadamente, estamos en un mundo donde decenas de miles de médicos y científicos de todos y cada uno de los países del mundo están pensando en cientos de maneras de encontrar una solución. Desde tests que sean más rápidos, baratos y eficientes, hasta vacunas que eviten una segunda y tercera olas de infecciones, pasando por todo tipo de tratamientos para las personas que ya han sido infectadas. Me consta que en el mundo se están haciendo, literalmente, miles de pruebas y experimentos. Y cada día tenemos alguna buena noticia que nos debe alentar: que si una empresa coreana ha desarrollado un test que tarda 10 minutos en detectar el virus, que si un médico francés ha curado seis enfermos graves en 2 días con un tratamiento contra la malaria, que si unos investigadores chinos han descubierto una proteína que podría servir a la hora de desarrollar una vacuna. Y la lista es cada día más larga ... y esperanzadora.

El cerebro humano es la máquina más prodigiosa que hay en el universo conocido. Pues bien, en el planeta tierra tenemos 7.500 millones de esas máquinas! Y en estos momentos todas están conectadas y todas están trabajando todo el día para encontrar la solución a este gran e inesperado problema. No tengo ninguna duda de que la encontrarán y la encontrarán pronto.

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INTRODUCTORY NOTE

Starting January 30, 2012, I decided to put the random (economic) thoughts that I was posting on Facebook, in a blog. In this site you will be able to read all Facebook notes going back to 2008, (without my Friend’s comments, unfortunately), but we will only maintain the new thoughts. If you want to check out the old comments, they are still posted on Facebook. If you want to comment on them, you have two options (1) Become a Facebook Subscriber. Since all the posts will also appear in Facebook, you will be able to comment there. (2) Comment on Twitter, as each post will also be announced in Twitter.

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